AL CHACO LE ROMPIERON EL AISLAMIENTO 2

Artículo de Miguel Lovera

A inicios del año, con el advenimiento de la pandemia de COVID-19, escribíamos el artículo “Al Chaco le Rompieron el Aislamiento”, en el que señalábamos que el agronegocio y otros agentes del extractivismo seguían sus planes de apoderamiento y usurpación de más tierra en el territorio Ayoreo.

En mayo de este año, se perpetró la violación de la reserva Punie Paesoi, ubicada en la localidad de Tte. Martínez, del Distrito de Mariscal Estigarribia del Dpto. de Boqueron (ver mapa adjunto). En este caso, un vecino del lado sureste de la reserva, decidió abrir una picada destruyendo el alambrado perimetral y talando y desbrozando la vegetación natural que protege los suelos de la reserva. El presunto objetivo de esta violación de los derechos patrimoniales de los ayoreo, fue llegar hasta el cauce de agua que existe en el lugar, a unos 900 m del lindero con el mencionado vecino, a fin de extraer agua del mismo para paliar la escasez hídrica imperante, hasta entonces, en la zona (y en toda la cuenca del Plata, pera ser más exactos).

En otro caso, las comunidades ayoreo de Puerto María Auxiliadora PMA) del Distrito de Carmelo Peralta del Departamento del Alto Paraguay, han detectado, en julio del corriente año, la penetración ilegal en su territorio de un contingente de personal dedicado a la apertura de caminos de acceso a las tierras del territorio de PMA (ver mapa adjunto). En ese proceso de irrupción furtiva, los perpetradores destruyeron el alambrado, arrancaron mojones y destruyeron valiosos bosques prístinos que protegen los frágiles suelos de las únicas estribaciones en muchos kilómetros a la redonda de la interminable planicie del Chaco. En una segunda irrupción (ver mapa adjunto) en septiembre pasado, intrusos, los mismos o distintos a los primeros, iniciaron labores de deforestación ilegal y no autorizada por los ayoreo en las tierras de la comunidad, destruyendo hasta tres hectáreas de los últimos bosques prístinos de la zona, de cuyo tipo ya no suman más de 10.000 ha en toda la ribera del Alto Paraguay. Esos bosques, heredad de las comunidades ayoreo de PMA, constituyen sitios sagrados para ellos, donde están inhumados sus ancestros, son los bosques de la curación, donde crecen plantas medicinales y habitan animales útiles para la subsistencia de todos los habitantes de la zona, no solamente para los ayoreo.

En ambos casos se hicieron las denuncias policiales y judiciales de rigor y nada sucedió. Sólo empezó a funcionar la lanzadera de papeles con la que la justicia en el Paraguay justifica su existencia. Hasta el momento, los denunciantes, personas indígenas del pueblo Ayoreo, exentas del pago de impuestos, tasas, gravámenes y a los que la Constitución Nacional garantiza una justicia pronta y barata, han tenido que gastar ya unos 25.000.000 de guaraníes (unos US$ 4.000), sólo para ver que los casos sean atendidos. Hasta ahora, sin embargo, no se ha visto resultado alguno en el terreno, el suelo sigue descubierto, las amenazas son las mismas que al comienzo y el peligro asecha.

El aislamiento del Chaco se rompe de esta manera, con la penetración ilegal y violenta de agentes de la explotación y destrucción de la naturaleza, los que violan las leyes naturales y las leyes milenarias de los pueblos indígenas, vienen de otros países, son extranjeros, pero los protege el Estado, uno que padece de amnesia, desde 1870.