María Toribio es una reconocida artesana y diseñadora del pueblo Wichí del Chaco argentino. Sus trabajos fueron exhibidos en Italia, Francia, China, EE.UU. y Argentina. Fue invitada por el museo Smithsonian en Washington y la Semana de la Moda de Nueva York, Montevideo, entre otras.
Es también una referente cultural. Se destaca por su labor de preservación de la lengua y cultura de su pueblo a través de la revalorización de la técnica ancestral del tejido del pueblo Wichí, elaborado a partir del cháguar (Bromelia hieronymi) y el cháguar enano o äletsaj (Deinacanthon urbanianum). Ambas especies de planta textil del Gran Chaco Walamba (Gran Chaco Americano).
Actualmente la artista Wichí se encuentra en Paraguay, brindando charlas y propiciando el intercambio del trabajo y experiencia de mujeres artesanas chaqueñas que desde los conocimientos tradicionales, como el tejido en fibra vegetal, elaboran arte e innovación.
En Asunción, María Toribio dará una charla en el Museo del Barro (Grabadores del Cabichuí 2716 e/ Cañada y Emeterio Miranda) el sábado 2 de agosto a las 17 horas. Ese día, habrá feria de tejedoras Ayoreo de 14 a 20 horas. Las actividades serán de acceso libre y gratuito.
Generalmente hay personas que hablan de “artesanía” pero usted sostiene que es arte.
Considero que es arte porque es algo que es de un pueblo, es un arte milenario. Conlleva mucho trabajo, desde la cosecha, la limpieza, el hilado, el teñido. Cuando se tiñe, hay que tener en cuenta muchas cosas, como por ejemplo, las épocas de la cosecha. Por eso el pueblo Wichí tiene los colores clásicos que son los marrones, los colores que hay todo el año. En verano hay otros colores, salen más colores. Y cada color necesita un proceso y tiene sus mordientes. La mayoría de los mordientes son la ceniza. Es un arte que tiene el mismo valor que cualquier arte del mundo.
¿Cómo nació su arte?
Nací entre mujeres tejedoras. Mi abuela tuvo dos hijas, mi mamá y mi tía Safira. Crecí viendo cómo tejían. Como siempre se dice, los chicos aprenden primero dentro de la familia, de los padres. El tejido es parte de nosotras las Wichí. Antes se tejía mucho, había mucha comida en el monte, en el río. Hoy tenemos que tejer para conseguir comida, ropa, para ayudar a los chicos que estudian. Siempre digo que el cháguar es una planta noble, y tenemos que ser como ella, que se adapta a todos los cambios. Antes teníamos bolsos de cháguar para recoger la comida, los frutos del mundo. Hoy hacemos bolsos para vender y conseguir comida. Es una planta noble, que hoy se la ve en las pasarelas, en las galerías de arte.
¿Cómo ve la continuidad del tejido ancestral en las juventudes de los pueblos chaqueños teniendo enfrente al mundo de la tecnología?
Creo que no se va a perder. Hoy en día las jóvenes le dan importancia al tejido. Antes no era así, había vergüenza. Este año cumplo 26 años con el tejido, y mi idea es que las más jóvenes sientan interés y conozcan el tejido. Porque no se puede valorar lo que no se conoce. Hoy muchas chicas jóvenes son artistas, Claudia Alarcón, por ejemplo, ella expone en galerías grandes y estuvo en Venecia y otros lados. Es deber de nosotras las mujeres grandes que eso no se pierda, de enseñarle a las demás mujeres el valor del arte del pueblo, de los tejidos.
¿Por qué es cada vez más difícil la recolección del cháguar?
Creo que esto es algo mundial, que que todo lo que es de de la naturaleza cada vez se pone más difícil porque ahora mucha gente viene a comprar tierras [en Formosa]… Creo que eso pasa en todo el mundo. Por eso cada vez es más difícil. Pero cuando es más difícil la cosa, es cuando uno más debe seguir, y el tejido no se va a perder.
¿Qué mensaje tiene usted para las jóvenes tejedoras?
Tenemos que continuar. Es nuestro deber, nuestra obligación de que las más jóvenes conozcan, sepan, valoren. Es muy difícil, pero no imposible.