por Miguel Lovera
En el Chaco, no rige la “cuarentena sanitaria”, la destrucción sigue. No se detuvieron los desmontes ni los trabajos riesgosos que ponen en peligro a toda la población de la región. El tránsito de personas y bienes continúa y, con ellos, la entrada de potenciales fuentes de contagio del COVID-19. Mientras todo el país hace un esfuerzo colosal, los impacientes “inversores” no pueden renunciar a un solo día en sus ambiciosos planes para convertir el Chaco en un inmenso potrero.
Corresponde aplicar las medidas que se están aplicando a todo el país también al Chaco, más aún cuando es en esa región que habitan miembros del pueblo Ayoreo que viven en aislamiento voluntario y que serían aún más vulnerables que cualquiera a un nuevo agente patógeno tal es el SARS-CoV 2, el coronavirus, virus causante de la enfermedad COVID-19.
Es urgente imponer la cuarentena en el Chaco y así evitar la pandemia en ese territorio. Para ello se debe:
- Implementar una veda de actividades extractivas, agrícolas y ganaderas en toda la región a fin de evitar el ingreso de personas y material potencialmente contaminado.
- Promulgar un Decreto de cese de la implementación de las “licencias de cambio de uso de la tierra” (licencias para la deforestación) durante 12 meses a partir de la fecha de promulgación de dicho Decreto.
- Prohibir el ingreso de personal foráneo a las comunidades indígenas, en coordinación con los líderes de dichas comunidades.
- Dotar de sistemas de provisión de agua potable, en suficiente cantidad a todas las comunidades indígenas de la región, primero en una etapa de emergencia y luego en base a un proceso de planificación del suministro permanente, en reconocimiento de la obligación del Estado del Derecho Humano al Agua.
- Proveer los medios de subsistencia necesarios a las comunidades indígenas mientras dure la cuarentena oficial, más una reserva de transición de cuatro semanas.
- Proveer de atención médica necesaria a todos los habitantes de las comunidades.
- Proveer a las comunidades indígenas de los mismos recursos y derechos especiales asignados por el gobierno a la ciudadanía vulnerable: apoyo económico, descuentos, prolongación de plazos, etc.
Hace cientos de años que el colonialismo, del signo que fuere, sacó al Chaco violentamente de su aislamiento. Ese aislamiento era útil y justificado por la gente, el ambiente y la biodiversidad de esa región. No era producto del atraso ni del rezago de su vida, ni de su fauna ni de su flora. Era producto de su evolución en respuesta a las directrices de un medio cósmico, atmosférico y geológico que imponía esas pautas. Ese tipo de aislamiento es el que siempre hubo que sostener, no el aislamiento que se promovió con posterioridad, y hasta nuestros días, que es más bien un sistema segregacionista y privatizador, destinado a subyugar a sus habitantes indígenas y a su naturaleza a los designios del extractivismo mercantil.