Compartir un viaje con los Ayoreo a su territorio ancestral, un territorio tradicional que todavía es hábitat de segmentos de ese pueblo que viven en aislamiento, sin contacto, y recorrerlo con quienes lo conocen porque allí nacieron y crecieron, es una experiencia enriquecedora. Aún más si uno se deja llevar por los Ayoreo en la comprensión de una conexión radicalmente distinta a la relación que nuestra sociedad moderna mantiene con el monte, con el Norte del Chaco.
Luis Fernando Ibáñez, director de la radio Pa’i Puku, acompañó una expedición de los Ayoreo para evaluar el impacto de los incendios sobre sus tierras en Chovoreca, una reserva de 20.000 ha que ha perdido 6.500 ha, carbonizadas a mediados del mes de septiembre.
Como comunicador está acostumbrado a escuchar la opinión de las demás personas, y dar la palabra a quienes tienen algo que decir. En esta oportunidad, no atrevemos a tomar sus palabras y compartirlas. Están dirigidas a los Ayoreo con quienes compartió un tiempo en Chovoreca, pero encierran un testimonio que resuena aprendizajes que podemos hacer nuestros.
En un momento de la mañana, en el Parque Nacional Defensores del Chaco, en medio de varias conversaciones, se dirigió a los Ayoreo de la siguiente manera:
“En primer momento me sentí perdido porque yo esta zona no conozco. Sobre todo, Chovoreca. Y me quedé tan impresionado con el monte de acá. Agradezco a todos los amigos Ayoreo por invitarme.
Aprendí mucho. Aprendí mucho a conocer la zona. A sentir la zona. A mí me gusta esa palabra que ustedes los Ayoreo dicen: “nosotros sentimos”, porque eso significa que hay sintonía con la naturaleza y yo aprendí con ustedes mucho de eso. Aprendí varias palabras en Ayoreo también.
Quedé muy impresionado por esta zona de Chovoreca. ¡Que lindo lugar que es! Yo diría que es un maravillo lugar en donde valdría la pena poner todo el empeño para conservar todo esto. Porque yo vi cuando ustedes estaban allí: se sentían en su lugar, se sentían como curados, parece que les daba más salud espiritual, salud del cuerpo, todo. Vi que los ancianos estaban muy emocionados por pisar ese lugar. Creo que a lo mejor hay que hacer muchas visitas, expediciones, porque parece que cuando uno se reencuentra con su lugar vuelve a recargar las pilas, la energía, para vivir en el otro lugar que no es muchas veces el de uno. Yo escuche a alguno de ustedes decir: “Cómo me gustaría quedarme acá”.
Cuando ustedes decían: vamos a ver por el sonido de los pájaros, escuchar el sonido del monte, a ver qué nos dice la naturaleza, me parece genial, porque nosotros los blancos, los coñones como nos dicen ustedes, no vemos así. Nosotros estamos perdidos con la naturaleza. Así como o veo estamos perdidos, no la valoramos, llegamos a un lugar y queremos ver todo rápido, pronto, y no la sentimos. Creo que eso es una lástima porque nosotros somos de la naturaleza.
Tal vez por eso tenemos muchos problemas, porque hemos olvidado nuestra raíz, que es la casa de todos, la naturaleza. A mí me ayudó mucho también a reencontrarme y intentar sintonizarme con ustedes.
Mil gracias. Aprendí mucho. Ojalá que en otro momento podamos acompañar para llegar a otros sitios importantes para sentirlos, como Cerro León.
Creo que mucha gente habrá aprendido con ustedes a través de la radio. Escucharon su experiencia, la vivenciaron.
No me resta más que agradecer todas las cosas que compartimos en este viaje. Con ello lo terrible que es esto de la destrucción de la naturaleza.”